apertura de una presentacion

5 aperturas impactantes para una presentación

Según los estudios, tu audiencia tarda entre 30 y 60 segundos en formarse una idea de quién eres y qué tal va a ir tu presentación. En ese minuto escaso ya han decidido si les gustas, si van a participar y, sobre todo, si compran tu idea. Así pues, honestamente ¿crees que hacer una tímida presentación de ti mismo o preguntarles acerca de sus expectativas es una buena forma de explotar ese escaso y preciado tiempo?

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Antes de eso, lee los siguientes consejos para crear la mejor impresión a tu audiencia y engancharles a tu presentación.

Cuéntame un cuento

La gente ama las historias, por el motivo que sea, a todos nos encanta escuchar anécdotas e historias con las que podemos identificarnos. Este recurso, que según las estadísticas incrementa la vinculación en un 26%, tiene el don de potenciar la empatía de tus oyentes y, si lo haces bien,  de picar su curiosidad provocando que vuelquen toda su atención en ti.

Ojo, esto también tiene truco, no nos vale cualquier historia: recuerda hacerla breve, que sea pertinente y que tenga un final feliz. Como dijo Benjamin Disraeli, nunca cuentes una historia desagradable.

Busca la ruptura

Entra por la puerta de atrás y rompe con las ideas preconcebidas de tu audiencia. En lugar de apoyarte en un lugar común, destroza ese lugar para obligar a la sala a buscar de nuevo un punto de apoyo. Si eres capaz de desmontar alguna de las ideas que ya traen sobre el tema del que vas a hablar, habrás roto la primera barrera, la del ya-estamos-con-el-más-de-lo-mismo.

Para hacer esto, no vale con invertir una afirmación común, deberás explicarla y, a ser posible apoyarla en datos. Si no encuentras la forma de romper una idea generalizada, aunque sea solo en las formas, puedes buscar algún dato sorprendente y poco conocido sobre el tema para salvar esa primera barrera.

Qué pasaría si…

Hazles usar su imaginación, sitúales en un planteamiento de qué pasaría sí…. Esta es una forma “segura” de involucrar a la audiencia en la presentación sin presionar a nadie a hablar ni quedarse mirando fijamente a algunos rogando por una respuesta. Trata de escenificarlo, pídeles que cierren los ojos y guíales por la situación que quieres que recreen ¿acompañado por algo de música de fondo? Puede ser un buen plus si estás convencido de que no va a ser un FAIL.

Con esta apertura, la audiencia se habrá involucrado naturalmente, habrás tocado su empatía y sus oídos estarán más que dispuestos a escuchar el mensaje que traes ¿qué puede ir mal?

Citas, muchas citas

Bueno, tampoco muchas, de hecho una es suficiente. Nos pasa lo mismo que con las historias, nos gusta más una buena cita de un personaje famoso que comer con los dedos, además, aportan credibilidad instantánea al mensaje que acompañan. ¿Qué ocurre con ellas? Que generalmente, siempre nos encontramos las mismas dos o tres citas manidas y repetidísimas de Einstein, Mandela o Jobs.

Para usar citas sin caer en el montón puedes, bien asegurarte de encontrar una casi desconocida, bien usar una conocida con un giro personal, por ejemplo: un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso, pero un viaje a ningún sitio también comienza con un solo paso.

Sé transparente

Hay pocas cosas peores que ver a un ponente luchar por disfrazar sus emociones ante el público y actuar de forma distinta a la que siente.  Cuando alguien está nervioso, pero no quiere expresarlo y le tiembla levemente la voz o se mueve mucho… la audiencia es incapaz, in-ca-paz,  de concentrarse en el mensaje porque está demasiado ocupada intentando averiguar qué es lo que no funciona bien con el interlocutor o cuál es la distorsión que sienten. Sé transparente y honesto, dilo: estoy muy nervioso. A partir de ahí, ellos podrán también relajarse y concentrarse en ti.

Pasa lo mismo con el humor. Te han dicho que está genial abrir con una broma y te has preparado una que no puede fallar: ajustada al tipo de público, divertida, original… pero justo antes de la presentación has tenido una discusión con tu pareja y tienes el cuerpo para pocas bromas. ¿Qué haces? Cambiar el plan de entrada. No trates de generar diversión cuando no lo sientes, no funcionará y sólo conseguirás el efecto contrario.

Ya por último, aunque esto es sólo apto para verdaderos profesionales, siempre puedes hacer la entrada que el psicólogo de Steve Ballmer le sugirió para librarse de su terror a hablar en público:

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